El partido entre Boca Juniors y Gimnasia y Esgrima La Plata por los cuartos de final de la Copa Argentina, disputado en el Estadio Marcelo Bielsa de Rosario, estuvo a punto de quedar marcado por un grave incidente entre las hinchadas de ambos clubes. El conflicto se desató cuando la barrabrava de Gimnasia rompió las barreras de seguridad e intentó avanzar hacia la hinchada de Boca, lo que provocó una respuesta inmediata de La 12, quienes también traspasaron vallas para enfrentarse.
En medio del caos, la Policía intervino utilizando gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los hinchas, mientras que los jugadores intentaban calmar los ánimos, preocupados por la seguridad de sus familias, que se encontraban cerca de la zona del conflicto. Entre ellos, Marcos Rojo y Luis Advíncula se dirigieron a la hinchada para pedir calma.
Sin embargo, la intervención clave llegó cuando el presidente de Boca, Juan Román Riquelme, acompañado por los miembros del Consejo de Fútbol, Raúl Cascini y Marcelo Delgado, decidieron bajar desde el palco hacia la tribuna, atravesando el área afectada por los gases lacrimógenos. Su presencia fue fundamental para que la barra de Boca retrocediera y la situación no escalara.
A pesar de haber sido afectado por los gases lanzados por la Policía, Riquelme, junto a los dirigentes, logró evitar lo que podría haber sido un desastre mayor, llevando a La 12 de vuelta a su lugar en la tribuna y logrando que el partido pudiera continuar sin más incidentes graves.
El partido, que había tenido una primera mitad sin complicaciones y con Boca ganando 1-0 gracias a un gol de Aaron Anselmino, finalmente se reanudó tras la intervención de las autoridades y dirigentes, logrando que los equipos terminaran el encuentro en paz.