El miércoles 5 de febrero, los modernos juegos para niños habían sido inaugurados en el Parque de Mayo de la Ciudad de San Juan. Los facinerosos irracionales de siempre no tardaron en descargar su iracundia y a los pocos días rompieron todo lo que encontraron a su paso, mostrando, una vez más, que en la tierra de Domingo Faustino Sarmiento ganó la barbarie incitada desde los oscuros pasillos del pasado que aún no asimila la derrota en las urnas.
Lo triste es que los niños no entienden de razones políticas, aunque el funesto episodio se trató de usar como juego sucio desde los sectores que responden a la derrota peronista, es decir, los muchachos del Club de la Nostalgia.
No cabe duda los niños y niñas que disfrutan con algarabía de los juegos en plazas y parques no entienden sobre vandalismo y destrucción, solo piensan en jugar al aire libre.
Lejos están los infantes de la penosa intención de algunos medios que reportan al PJ, los cuales quisieron introducir mala intención para involucrar a la política en un hecho que solo puede calificarse de una sola manera: salvajismo de baja estofa.
Los nuevos juegos del Parque de Mayo se concretaron gracias a una inversión del Gobierno de San Juan de 1.423.000.000 de pesos. La puesta a punto demandó cuatro meses de trabajo.
Una vez inaugurados, la multitud acudió a disfrutar de los juegos enclavados en un espacio a cielo abierto, como es el Parque de Mayo.
Miles de niños y niñas llegaron hasta el lugar para disfrutar de la lúdica emoción de juegos que acaso en su vida habían visto.
En redes sociales se viralizó la rotura de uno de los toboganes, fue cuando los militantes del Club de la Nostalgia salieron a fogonear, haciéndole creer a los incautos que los juegos eran de mala calidad. Nada más alejado de la verdad, aunque en boca de los perdedores todo es dudoso y fueron pocos los que se hicieron eco de tamaña canallada.
Según se está investigando el episodio, las cámaras de seguridad arrojan imágenes de vándalos furibundos que destruyeron con malicia el tobogán que está dañado.
En la oprobiante intención de los que perdieron el manejo de la provincia, se refleja la impotencia de querer usar tamaña bajeza para golpear allí donde la fuerza bruta no duele. A la larga siempre triunfa la razón y pierde la barbarie.
Deberían saberlo aquellos que, durante su paso por la función pública, realizaron cientos de actos en honor a Domingo Faustino Sarmiento.